En pleno corazón del Pirineo aragonés se encuentra Jánovas. Un núcleo deshabitado, «expropiado, que no abandonado», matizan sus antiguos vecinos. En la década de los 50 Franco ordenó una expropiación forzosa de este pueblo oscense para construir un pantano que regulara el río Ara. Entonces, 150 familias de Jánovas y sus alrededores tuvieron que dejar sus casas. Seis décadas después, y con el embalse sin construir, los vecinos podrán recuperar sus tierras tras una dura batalla legal. El Gobierno aragonés calcula que se necesitarán 25 millones de euros para que el pueblo vuelva a ser habitable. La última palabra la tiene el Ejecutivo central, que es quien deberá aportar la mayor parte del dinero.
Jánovas fue un pueblo próspero, dedicado fundamentalmente a la agricultura de regadío y a la ganadería, también con un importante comercio.
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